lunes, 24 de mayo de 2010

ME BASTA ASI

Si yo fuese Dios

y tuviese el secreto,

haría un ser exacto a ti;

Lo probaría

(a la manera de los panaderos

cuando prueban el pan, es decir:

con la boca)

y si ese sabor

fuese igual al tuyo, osea

tu mismo olor, y tu manera

de sonreír,

y de guardar silencio,

y de estrechar mi mano estrictamente,

y de besarnos sin hacernos daño

(de esto si estoy segura,

pongo tanta atención cuando te beso)

Entonces,

si yo fuese Dios,

podría repetirte y repetirte,

siempre el mismo y siempre diferente,

sin cansarme jamas de juego idéntico,

sin desdeñar tampoco el que fuiste

por el que ibas a ser dentro de nada;

ya no se si me explico, pero quiero

aclarar, que si yo fuese

Dios, haría

lo posible por ser yo,

por quererte tal y como te quiero,

para aguardar con calma

a que te crees tu mismo cada día,

a que sorprendas todas las mañanas

la luz recién nacida con tu propia

luz, y corras

la cortina impalpable que separa

el sueño de la vida,

resucitandome con tu palabra,

Lázaro alegre,

yo,

mojada todavía

de sombras y pereza,

sorprendida y absorta

en la contemplación de todo aquello

que, en unión de mi misma,

recuperas y salvas, mueves, dejas

abandonado cuando -luego- callas...

(escucho tu silencio)

oigo constelaciones: existes,

Creo en ti.

Eres.

Me basta.







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