sábado, 27 de febrero de 2010

MISION DIFICIL

Napoleón necesitaba, para cierta operación arriesgada, contar con un soldado de la máxima fidelidad, dispuesto incluso a arriesgar la vida. Mando formar a los que consideraba mas adictos y leales y cuando los tuvo ante sí, perfectamente alineados, dijo:
-Os he convocado para pediros algo muy difícil, un sacrificio muy grande: enviar a uno de vosotros a una misión extremadamente peligrosa, que podría suponer la perdida de la vida, o al menos de la libertad, a quien este dispuesto a afrontarla. Voy a volverme de espaldas para que aquel que este dispuesto a aceptar mi ruego de un paso adelante sin que se sienta nadie coaccionado a hacerlo ante mi mirada.
Así lo hizo Bonaparte. Y cuando volvió el rostro, al no percibir cambio alguno en la formación, consideró que nadie se había ofrecido y comentó:
- Lo entiendo, lo entiendo. Era una petición excesiva, mas allá de las obligaciones de ninguno.
Iba ya a retirarse cuando el oficial al mando le dijo:
- Señor, creo que no habéis entendido lo que ha pasado. La formación no experimentó cambio alguno: el paso adelante lo dieron todos los hombres, por eso no hubo cambios en la fila.

Al igual que Bonaparte hoy Jesucristo necesita cristianos dispuestos a jugarse y gastarse la vida en su servicio. Dios quiere un puñado de hombres "suyos" en cada actividad humana.
¿Encuentra Jesús en ti y en mi la respuesta que encontró Napoleón en sus hombres?

miércoles, 24 de febrero de 2010

presentación

Cuanto trabajo cuesta mostrar a la gente lo que sientes, lo que piensas... probablemente pueda mas el miedo a mostrar tu corazón y que te lo rechacen y pisoteen que lo que realmente implica mostrar tus sentimientos, ponerlos a flor de piel, como cuando un niño muestra a su madre con su inocente sonrisa lo que piensa, sin importarle si su madre carcajeara, seguro de que su ella siempre le mirara a los ojos, le acariciara la cara y lo querrá. Así me siento yo ahora, insegura ante mis palabras y perdida ante la gente que lo pueda leer, espero encontrar esa "madre" que me anime con una caricia en mi rostro.